La dictadura dinástica de más de 50 años de Assad estaba a punto de derrumbarse el domingo, cuando las fuerzas rebeldes tomaron la capital, Damasco, en una ofensiva relámpago que ha barrido las ciudades más grandes del país en cuestión de días.

Las fuerzas de defensa del gobierno respaldado por Rusia e Irán han estado luchando para contener el avance rebelde que comenzó con la rápida barrida de la ciudad norteña de Alepo la semana pasada, rompiendo un estancamiento de años. El ataque ha sido dirigido por el grupo militante islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) -que Estados Unidos y el Consejo de Seguridad de la ONU designaron como organización terrorista- y sus aliados, que han ampliado el alcance de su campaña al sur del país y ahora también han capturado las ciudades clave de Hama y Deir el-Zor.

“Declaramos la ciudad de Damasco libre del tirano Bashar al Assad”, dijo Hassan Abdul-Ghani, alto comandante de HTS, en un post en WhatsApp. “A los desplazados de todo el mundo, Siria Libre os espera”.

En una actualización de su plataforma Truth Social, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió que el “protector de Assad, Rusia, Rusia, Rusia, dirigida por Vladimir Putin, ya no estaba interesada en protegerlo. En primer lugar, Rusia no tenía ninguna razón para estar allí. Perdieron todo interés en Siria a causa de Ucrania”.

Los mercados han estado atentos a los acontecimientos militares en busca de signos de un impacto en los suministros en Oriente Medio, rico en petróleo, así como de nuevas interrupciones comerciales a lo largo de las rutas comerciales críticas.

Redacción: Invertix