La Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados, conocida como OPEP+, decidió el domingo 2 de noviembre de 2025 mantener sin cambios sus niveles de producción durante el primer trimestre de 2026. El grupo aprobó un incremento limitado de 137 000 barriles diarios para diciembre de 2025, pero acordó suspender cualquier nuevo aumento hasta marzo de 2026. La medida busca prevenir un exceso de oferta en un contexto de desaceleración de la demanda y proteger los precios internacionales del crudo durante los meses de menor consumo energético.
Antecedentes de los recortes y evolución del mercado
Desde 2022 la OPEP+ ha ejecutado una estrategia coordinada de recortes voluntarios para sostener el equilibrio del mercado petrolero. En abril de 2023 los países miembros aplicaron reducciones conjuntas por 1.65 millones de barriles diarios y, durante 2024 y 2025, comenzaron a retirarlas parcialmente. Sin embargo, la Agencia Internacional de Energía advirtió en su informe de octubre de 2025 que la oferta fuera del grupo, liderada por Estados Unidos, Brasil y Canadá, sigue expandiéndose y podría generar un superávit superior a tres millones de barriles diarios en 2026. Ante este panorama, la OPEP+ optó por ralentizar su ritmo de incrementos y adoptar una postura más conservadora para evitar presiones a la baja en los precios.
Motivos económicos y geopolíticos detrás de la decisión
La decisión responde a factores tanto económicos como estratégicos. La demanda global de petróleo muestra señales de moderación por el menor crecimiento de las economías avanzadas y el aumento de la eficiencia energética. Además, el primer trimestre del año suele presentar menor consumo, lo que agrava el riesgo de sobreoferta. En el plano geopolítico, las sanciones a Rusia y la inestabilidad en Medio Oriente generan incertidumbre sobre la capacidad de suministro. Mantener la producción sin cambios permite a la OPEP+ sostener precios en niveles que garanticen ingresos fiscales estables para los países productores y eviten un ciclo de volatilidad que perjudique al sector.
Reacciones del mercado y perspectivas de precios
El mercado reaccionó con moderación al anuncio, ya que la pausa estaba en gran medida anticipada. Sin embargo, el mantenimiento de los recortes hasta marzo de 2026 introduce un sesgo alcista en el precio del crudo, especialmente si la demanda se mantiene firme o aumenta con la recuperación de Asia. Analistas internacionales estiman que el Brent podría estabilizarse entre 65 y 70 dólares por barril durante el primer semestre de 2026, rango considerado suficiente para equilibrar la oferta global sin afectar drásticamente el consumo.
Efectos para la República Dominicana
Para la República Dominicana, como economía importadora de petróleo, la decisión tiene implicaciones directas. A corto plazo, mantener la producción estable ayuda a evitar fluctuaciones bruscas en los precios globales, pero también reduce la posibilidad de que el crudo se abarate. Si la demanda internacional se mantiene firme, la restricción de la oferta hasta marzo de 2026 podría ejercer presión al alza sobre los precios internacionales y, en consecuencia, sobre los costos de importación del país.
El Gobierno dominicano mantiene desde hace más de tres años un esquema permanente de subsidios a los combustibles para evitar trasladar al consumidor final las variaciones del mercado internacional. En este contexto, una prolongación de los precios altos incrementaría el gasto fiscal destinado a sostener esos subsidios y podría reducir el margen presupuestario disponible para otras áreas. Aunque el impacto directo sobre los precios internos se mantiene controlado gracias a esa política, la tendencia general apunta a un riesgo inflacionario leve durante el primer trimestre de 2026 si el petróleo se encarece en los mercados globales.
Perspectivas a corto plazo
La OPEP+ volverá a reunirse el 30 de noviembre de 2025 para evaluar las condiciones del mercado y decidir si retoma los aumentos de producción a partir del segundo trimestre de 2026. La prioridad del grupo sigue siendo la estabilidad de precios frente a la expansión de la oferta. Para la República Dominicana, este escenario refuerza la necesidad de diversificar fuentes de energía, fortalecer la eficiencia en el consumo de combustibles y mantener una política fiscal y cambiaria preparada para escenarios de precios internacionales altos.