
Informalidad laboral en República Dominicana
Según la encuesta nacional continua de fuerza de trabajo (ENCFT) del Banco Central de la República Dominicana, la informalidad laboral en la República Dominicana cerró el 2024 en 54.8%, mostrando una reducción respecto al 56.8% registrado en 2023 y al máximo de 58.9% alcanzado en 2021. Desde ese pico, la informalidad ha seguido una tendencia a la baja, con caídas progresivas en 2022 y 2023. A pesar de esta reducción, más de la mitad de los trabajadores sigue fuera del sistema formal, reflejando que la informalidad continúa siendo un desafío estructural para el mercado laboral.
Por actividad económica, los sectores con mayor proporción de trabajadores informales en el 2024 fueron agricultura y ganadería (89.0%), construcción (86.0%) y transporte y comunicaciones (69.0%). También destacan comercio (63.0%) y hoteles, bares y restaurantes (51.0%), sectores que emplean una parte significativa de la fuerza laboral. En contraste, las ramas con menor informalidad fueron electricidad y agua (2.0%), salud y asistencia social (3.0%) y enseñanza (5.0%).
La informalidad es el reflejo de las legislaciones, las normas y las instituciones que regulan el mercado laboral de la República Dominicana. Para muchas empresas y trabajadores, los costos de operar dentro del marco regulado son demasiado altos, lo que los lleva a mantenerse fuera del sistema. Altos costos no laborales como la cesantía, regulaciones rígidas como los salarios mínimos y trabas burocráticas encarecen la contratación y limitan la capacidad del sector privado para generar empleos productivos en la formalidad.
Para reducir la informalidad de manera efectiva, son necesarias reformas en las reglas fiscales y laborales que reduzcan las distorsiones que desincentivan la contratación formal y encarecen la producción. Un sistema tributario que solo se enfoca en recaudar sin considerar su impacto en la generación de empleo seguirá empujando a miles de trabajadores a la informalidad.
Los ciudadanos de la República Dominicana merecen reformas que transformen los fundamentos de la economía. Esto implica políticas públicas que no limiten la creación de riqueza, sino que la impulsen, permitiendo que las personas, a través del esfuerzo y la productividad, puedan alcanzar sus metas personales.
Fuente: CREES