China depende de las importaciones, otros países necesitan sus exportaciones, y la ralentización económica del país está afectando a ambos.

La ralentización del crecimiento económico de China está teniendo repercusiones más allá de sus fronteras, con el potencial incluso de invertir los papeles en algunas relaciones comerciales de larga data, aunque las medidas de estímulo del gobierno podrían aliviar las preocupaciones, según los analistas.

Mientras Pekín despliega poco a poco un paquete de estímulo que comenzó con una relajación monetaria mayor de lo esperado a finales de septiembre, el resto del mundo está deseoso de conocer la magnitud monetaria del paquete y discernir con qué rapidez puede China recuperar su apetito por las importaciones, desde el mineral de hierro australiano hasta los artículos de lujo franceses.

“La ralentización del crecimiento chino tiene un efecto en cascada en todo el mundo», afirma Nick Marro, analista principal de comercio mundial de Economist Intelligence Unit (EIU), con sede en Hong Kong. “El prolongado periodo de debilidad de la demanda que hemos visto en China ya ha estado actuando como un lastre neto para la actividad mundial”.

El país, apodado desde hace tiempo la fábrica del mundo, utiliza combustibles, materiales y maquinaria importados para fabricar bienes destinados a su vasto mercado interior, así como a la exportación, ancla del producto interior bruto de 126 billones de yuanes (17.7 billones de dólares).

Redacción: Invertix