Cierre del Gobierno de Estados Unidos se prolonga y aumentan las presiones económicas
El gobierno de los Estados Unidos continúa parcialmente cerrado desde el 1 de octubre de 2025, cuando expiró la resolución temporal que financiaba las operaciones federales. El Congreso no ha logrado aprobar un nuevo presupuesto para el año fiscal, lo que mantiene suspendidas amplias funciones del Estado y afecta la estabilidad económica de la primera potencia mundial.
Estancamiento legislativo y disputa presupuestaria
El cierre responde a un desacuerdo prolongado entre la Cámara de Representantes y el Senado sobre los niveles de gasto federal y la distribución de los fondos públicos. Los legisladores republicanos, alineados con la administración del presidente Donald Trump, proponen recortes a los subsidios sociales y al gasto internacional, mientras que los demócratas reclaman mantener el financiamiento de programas de salud y apoyo a familias de bajos ingresos.
Pese a múltiples reuniones, no se ha logrado una votación que permita la reapertura total del gobierno. El estancamiento político amenaza con prolongar la paralización más allá de un mes, lo que ya genera consecuencias tangibles en el empleo público y en los servicios esenciales.
Efectos sobre los servicios y los empleados federales
Más de 750,000 empleados federales permanecen suspendidos o trabajan sin recibir remuneración, según estimaciones de la Congressional Budget Office. Las agencias consideradas esenciales, como defensa, seguridad y control aéreo, continúan operando, aunque sin certeza sobre los pagos pendientes.
La falta de presupuesto también ha reducido el funcionamiento de oficinas públicas, museos, parques nacionales y centros de servicio. Los programas sociales como SNAP y WIC dependen de fondos de contingencia para cubrir parcialmente los beneficios alimentarios de noviembre, generando preocupación sobre la continuidad de la asistencia a millones de hogares.
Riesgos económicos y fiscales crecientes
El cierre tiene repercusiones directas en la economía estadounidense. La CBO estima que la paralización podría costar entre 7,000 y 14,000 millones de dólares en pérdidas de actividad, dependiendo de su duración. Los retrasos en la publicación de datos oficiales, como los informes de inflación y empleo, complican la evaluación del panorama macroeconómico y aumentan la volatilidad en los mercados.
Además, el gasto público suspendido y la menor confianza de los consumidores podrían reducir el crecimiento del cuarto trimestre. El impacto fiscal se amplifica por el alto nivel de deuda y la necesidad de nuevas emisiones del Tesoro, que enfrenta un entorno de tasas de interés todavía elevadas.
Un riesgo político con impacto global
El cierre se desarrolla en un contexto económico complejo, donde la Reserva Federal intenta sostener la recuperación mediante una política monetaria más flexible. Sin embargo, la falta de financiamiento gubernamental limita los efectos de esas medidas y deteriora la percepción internacional sobre la estabilidad fiscal de Estados Unidos.
Los mercados internacionales observan con cautela la situación, ya que el país sigue siendo el mayor emisor de deuda soberana del mundo. Cada día adicional de cierre aumenta el riesgo político y puede presionar la calificación crediticia estadounidense si el Congreso no llega pronto a un acuerdo.
Perspectivas a corto plazo
A 3 de noviembre de 2025, el cierre alcanza 34 días consecutivos y no existe un calendario concreto para la reapertura del gobierno federal. Las posiciones políticas se mantienen firmes y los esfuerzos de mediación no han prosperado. Mientras tanto, los trabajadores, contratistas y beneficiarios de programas públicos continúan esperando una solución que devuelva la normalidad a la administración y estabilidad a la economía del país.