¿De cuántas formas se puede hacer una reforma tributaria?
Jueves, 23 de enero de 2025
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¿De cuántas formas se puede hacer una reforma tributaria?

Autor: Miguel Collado Di Franco

Hay dos formas de realizar una reforma tributaria. La primera es tratar de recaudar lo antes posible; sin considerar los efectos sobre las actividades económicas: ahorro, inversión, producción, empleo y consumo. La otra manera de hacerlo es ponderando los impactos de los tributos sobre la economía y, en consecuencia, teniendo en cuenta los efectos negativos sobre las actividades económicas.

Desde el año 2000 a la fecha, en República Dominicana ha predominado la primera manera de realizar modificaciones tributarias. El último ejemplo lo experimentamos hace a penas semanas.

En el país ha imperado la filosofía de que con un sistema tributario más complejo en número de figuras tributarias, con tasas altas y muchos procedimientos, se recauda más, sin importar los efectos sobre las empresas y los hogares.

La pregunta obligatoria es: ¿por qué prevalece esa visión de abordar el tema tributario? Una primera respuesta es por la urgencia de recaudar. Los tiempos políticos son cortos. El corto plazo incide en las decisiones de políticas públicas. Se quiere cosechar frutos rápido, sin considerar el daño que se le hace a los árboles que dan los frutos.

La forma de ver las recaudaciones por esa visión no considera que se sembrará un menor número de árboles en comparación con el que se sembraría con otros sistema tributario. Se piensa en el corto plazo, no que en el segundo año la administración tributaria perdería la oportunidad de recaudar más, en términos relativos. Y que, en poco tiempo, incluso antes de terminar el periodo de cuatro años de gobierno, la cosecha habría perdido su pontencial recaudatorio proyectado, por lo que los ingresos no serían suficientes para el plan de gasto diseñado.

Es entonces cuando se vuelve a la fase primera del círculo vicioso fiscal: introducir otra reforma. O lo que hemos denominado, tratar de reformar la reforma. Y de manera peremne continuamos en el círculo vicioso fiscal.

La otra forma de responder la interrogante sobre la filosofía tributaria imperante es teniendo en cuenta la prevalencia de análisis estáticos de contabilidad fiscal.

Por definición, un modelo estático que trate de medir los efectos de un cambio sobre un sistema determinado ofrece resultados que no incorporan la respuesta al cambio introducido.

En palabras llanas, las estimaciones no toman en cuenta los efectos negativos sobre la cosecha. En consecuencia, predomina el optimismo sobre las recaudaciones y se ignoran los efectos negativos sobre la economía. Se piensa en los frutos que se ven, pero no en los que desaparecerán o en la menor propención a mayor cultivo, o a tener una economía que sea más productiva.

El análisis tiende a conducir a la conclusión errónea de que las recaudaciones serán mayores de manera consistente. O llevar a la otra conclusión, como la adoptada por analistas que critican propuestas como la elaborada por el CREES: que las recaudaciones serán menores.

La objetividad, mirar las consecuencias sobre toda la economía de las medidas tributarias, es fundamental. Es lo que enseña la economía.

¿Qué van a pensar los inversionistas de la República Dominicana si continúa imperando esa filosofía de diseñar reformas?

Cuando surgen reformas sin rigor, se introduce más riesgo al modelo de incertidumbre sobre las políticas públicas. Es decir, el futuro pasa a ser más incierto. Cuando las reglas de juego cambian a menudo, y los derechos de propiedad son afectados, las personas son muy cautas para invertir. Es importante recordar que cada persona tiene un derecho sobre sus ingresos, su ahorro y su inversión. Las reglas de juego tributarias alteran esos derechos de propiedad.

Ante un futuro incierto se reduce la cantidad y calidad de las inversiones, o se enraíza todavía más el régimen de exenciones fiscales. Los inversionistas quieren retornos rápidamente o estar protegidos legalmente ante cambios futuros en la legislación tributaria.

El propósito es cambiar lo anterior, no continuar implantando un sistema que condicione de esa manera a los agentes económicos, o que promueva la evasión, la elusión y la informalidad.

Consideraciones finales

La reforma tributaria deberá hacerse en algún momento en el futuro. Deberá hacerse por las razones correctas: crear un mejor clima de negocios para aumentar la productividad en el país, reducir distorsiones y privilegios, y los incentivos a la informalidad, la evasión y la elusión.

Es necesario nivelar la carga tributaria entre quienes pagan; es posible obtener mayores recaudaciones al hacerlo, evitando efectos negativos sobre la economía. En otras palabras, una verdadera transformación tributaria como la que promueve la reforma tributaria del CREES.

Continuar la filosofía imperante de hacer reformas tendría efectos negativos sobre toda la economía en comparación con los que se obtendrían con la opción alterna. En adición, la filosofía imperante ha demostrado que enfrenta la resistencia de los ciudadanos e inversionistas, y que puede ser muy diíficil de defender por los gobiernos.

Las autoridades decidirán si desean retomar el tema de la reforma en un futuro cercano, o esperar más tiempo. Recomendamos no esperar demasiado. Cuando llegue el momento, habrá que evitar los concensos que conducen a parches y las voces de expertos cuyo pensamiento está dominado por la filosofía de recaudar sin mirar las consecuencias sobre la economía. Es decir, romper con la tradición dominicana en materia de política tributaria de hacer reformas para tratar de cuadrar las cuentas sin considerar los efectos sobre los diferentes sectores de la economía.

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